EL PERRITO QUE REÍA

¿Se puede sobrevivir como escritor?

Nombre: El perrito que reia
Ubicación: Vanuatu

Me levanto con los ojos rojos.

sábado, julio 23, 2005

Esperando algo que me rescate del húmedo y hediondo orinal de la vida

Estoy podrido de tanta humedad. La tatucera – mi habitat artificial – se está viniendo abajo. Reconozco que nunca fue un palacio. Me mudé en una de esas etapas de desamor, cuando cualquier sitio hubiera sido un agujero adonde esconder toda mi miseria.
Me llamaron de la inmobiliaria la noche anterior. Esa mañana fui dormido, la miré, vi que estaba bastante destruida, pero que tenía cierta proyección, que luego desapareció como por arte de magia.
Esa misma tarde estaba firmando y a la semana ya estaba mudado. El verano vino con toda la ansiedad y la casa era un fresco lugar adonde reposar mi agotado cuerpo.
Pero la llegada del otoño me puso en aviso. Unas furiosas manchas comenzaron a aparecer en el techo de la cocina y atrás del sillón del comedor. Además, la ropa que estaba en el placard se vio de pronto envuelta en una fina capa de polvillo blanco y tuve que dejar casi todo afuera sobre un banquito.
Un par de meses después la pared se puso casi negra y los hongos abarrotaron el lugar.
Me siento una mierda. Acabo de salir de una gripe, y como si todo este condenado asunto de la humedad fuera poco, se rompió la Wendy, una estufa pedorra que compré en el Geant, que resultó ser una basura.
Ahora estoy con un radiador que calienta bastante bien. Sin embargo este confort momentáneo no será más que otra preocupación el día de mañana. No quiero pensar constantemente en la cuenta de la luz que va a venir pero a veces lo hago y eso me deprime. Me imagino con una factura de la UTE por 2000 pesos, en medio de la humedad, escribiendo en la computadora ideas, cuentos, principios de novela, historias, o cualquier cosa que me lleve lejos de este lugar, y escuchando a George Harrison.
Una imagen decadente a no ser por la banda de sonido.
Ese tipo me está salvando el invierno. Sus canciones me estremecen. Desde Bewere of Darkness (especialmente cuando canta Bewere of Sadness), hasta Hear Me Lord.
All Thing must pass es la que mejor me viene en temporadas como estas. Pienso que toda esta mierda va a pasar. Pero no. Ahora resulta que también se me rompió el calefón y estoy sin agua caliente.
A veces creo que algún hijo de puta me hizo alguna brujería. Después creo que es el todopoderoso que me está poniendo a prueba, como si yo fuera Abraham e Isaac al mismo tiempo, como si fuera el adorador y el sacrificio a la vez.
A veces creo en dejar de creer y dedicarme al hedonismo. Entonces salgo, me acicalo como corresponde, pongo la sonrisa en la careta, y a la mañana siguiente me siento como una mierda cuando me despierto en cualquier cama.
Nadie puede curar el vacío que hay en mi estómago (me voy a citar a mí mismo en uno de mis tantos escritos inéditos: “El amor nace en el estómago no en el corazón, nace en la garganta y apenas se distingue del temor”)
Entonces comienzo a pensar en todo este asunto del desamor y la incapacidad que tengo de reaccionar ante el más bello de los estímulos.
Soy como la tatucera en la que vivo, un lugar frío e inhóspito. Sé que a la mayoría de la gente esto no le interesa en absoluto, pero creo que es mi incapacidad de quererme lo que me impide amar a los demás.
My sweet lord suena ahora y no sé qué hacer de mi vida. Me gusta lo que hago, pero no me alcanza para vivir y eso me pone en jaque constantemente.
Estoy en la resistencia desde hace cinco años cuando dejé de trabajar en agencias de publicidad. Lo que más quiero es poder editar un libro, pero sé que eso tampoco me va a dar de comer por ahora.
Es así, como diría Dante, en – casi – el medio del camino, me encuentro en una encrucijada.
Sé que si me interno en una oficina diez horas por día voy a ser un infeliz el resto de mi vida. El problema radica en que ahora tampoco soy feliz. Quizás el problema de mi infelicidad radica en las proyecciones que hago de mí en el futuro.
La mayoría de ellas son nefastas. Sin embargo, si me dedicara a vivir el aquí y ahora, que de última es todo lo que tenemos, eso y un par de malos y buenos recuerdos, las cosas no se verían tan mal.
Hago lo que me gusta y puedo proyectar una carrera de escritor, sólo tengo que soltarme y escribir más. Mientras tanto sobrevivo en la tatucera, mi hábitat artificial. Porque sé que no pertenezco a este sitio, a este húmedo y hediondo orinal de la vida, sé que hay algo ahí afuera esperando por mí, y lo único que tengo que hacer es salir a buscarlo.
Ayer terminé de leer “El Buda de los suburbios” de Kureishi, y esa misma noche comencé otro de Fante.
John Fante es mi guía y maestro actual. Si en un principio lo fue Bradbury, luego Auster, más tarde Keroac, Bukowski, luego Henry Miller y Nabocov, hoy estoy bajo la guía de Fante.
Leer a Fante es como leer mis pensamientos. No importa que nos separen setenta años, la mierda es mierda en cualquier tiempo y lugar, y las estrellas están en el cielo aunque la noche esté nublada.
Fante fue el que me sugirió lo del perrito que reía. En Pregúntale al Polvo, Arturo Bandini, un aspirante a escritor que vive en una pensión sobre una de las colinas de Los Ángeles, escribe una novela sumido en la más absoluta pobreza. Lo que lo mantiene con esperanzas de poder llegar a ser un gran escritor es la temprana publicación de un cuento suyo en una prestigiosa revista. El cuento se llamaba: el perrito que reía, aunque como lo señala Arturo una y otra vez, en la historia no hay ningún perrito.
El perrito que reía es la materialización de la esperanza, se trata de esa pequeña confirmación que toda persona necesita, así sea de los demás o de uno mismo, para seguir en la pelea y no rendirse y tirar la toalla.
Es duro esto de escribir, no es fácil, hay lágrimas, hay sangre, hay humedad, hay cientos de pesadillas en las noches y enormes piedras durante el día. Hay hambre, hay guerra, hay frío. Sin embargo hay algo que te absorbe, es una cuestión de supervivencia, es algo a lo que uno está condenado.

8 Comments:

Anonymous Anónimo said...

che cerca decasa hay una armeria, que tiene las 22 a buen precio. igual trata de pegar un calibre mayor porque podes quedar vivo yes una cagada, quien te banca despues!

7/24/2005 04:39:00 p. m.  
Blogger Rafaella said...

Te entiendo perfectamente.Son cuestiones de la independencia (no sólo de los viejos, sino de todo lo que no nos llega). He vivido sin luz, sin ¡agua! potable,sin teléfono, sin calefón, sin cama,sin heladera, sin tele, sin radio...pero mis libros siempre estaban ahí. Lograba evadir la pieza húmeda, las goteras y el viaje con las botellas en la espalda. Cuando me fuí de la casa de mis viejos, no tenía nada, ahora... ahora sigo teniendo mis libros y mis ganas de seguir.
Seguí, que luchando siempre algo bueno se consigue!
un beso!

7/24/2005 11:42:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

te lo digo por experiencia: lo que puedas pagar, lo que puedas tener, donde puedas vivir, no es lo que sos. creeme si te digo que la clave del bienestar (sea lo que sea que signifique para vos), es antes que nada, creerte merecedor de tenerlo. ese es el cambio, lo demás viene solo, ya que la realidad SIEMPRE es virual.

7/25/2005 04:39:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Primero que nada, suprímanle los limoes del desayuno al Bolo.

Muchos de nosotros estamos en la misma situación...Te cuento...
Yo me levanto a las site de la mañana me voy a laburar a unos de los lugares más temibles de la Adminitración Pública. Dónde vemos las miserias más grandes. Y estoy hablando de la mayoría de la gente con la que trabajo. Este es un mundo aparte donde pasan las cosas más increibles...Dónde con la poca plata que hay y toda la necesidad que existe en el país en materia educativa, no debería pasar.
Dónde se acumulan cabecitas mediocres que sólo están para buscar la mejor forma de cagar a su compañero. Ahí cualquiera es una amenaza y después de estar ahí casi diez años no he descubierto amenaza a que o a quien. Dónde si sos un poquito inteligente, tenés un título universitario, estás casado, embarazada o aún peor tenés hijos...una vida propia la cual te ayuda a mirar la cosa con un ojo más critico, tarde o temprano estarás acabado.
Más allá de eso la falta de material de trabajo, como ser hojas, lapiceras, computadoras y en mi caso particular estuve casi dos años sin lugar dónde sentarme. Hay que mirar siempre el lado positivo de las cosas. Entonces me dediqué a jugar al juego de la silla, te acordás?...donde el que se levanta marcha!
Sumado a esto los chanchuyos que me cansé de denunciar y que gracias a esta ola de cambios ahora estamos viendo caer a mas de un chorro, corrupto o como le quieras llamar.
Gracias a esto también me tengo que bancar a algunas de mis compañeras decir: "callate la boca porque vas a terminar en una zanja". Pero bueno, termino mi horario, 14.30 y salgo corriendo hasta la parada de la esquina dónde habitualmente me espera el 121 y me deja en la puerta de mi otro laburo. El paraisooooo!!! privado porsupuesto, donde rodeada de los mejores compañeros se labura muy a gusto.
Admeás de esto, viajo dos veces al mes a Buenos Aires y traigo ropa para vender. Cuando me da el día hago algo con mano propia, ya sea ropa o alguna cosilla de decoración.

Tu pregunta será a que me gustaría dedicarme???
A la decoración e indumentaria. Pintar y dibujar...arte y más arte!

Para eso sólo necesito capital que me respalde...pero no tengo ni su teléfono, ni su mail, ni su dirección...
A pesar de todo no pierdo mi sonrisa...ni las ganas que es lo que nos mueve...
No dejo de de difrutar de mi hijo, mi flia, mis amigos...y de todo lo lindo que esta vida tiene para dar.

La felicidad es una conquista diaria Martín!!!...

Vos dale para adelante!!!
Ya te lo dije, en uno o en otro aspecto todos somos triunfadores!!!

7/26/2005 04:43:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No paro de emocionarme con todo lo que cuentan...
Será que estoy media sensible o simplemente me llega de cerca todo lo que dicen en sus líneas ...pero bueno hay que seguir luchando por lo que cada uno quiere y no quiere en la vida y poner toda la energía que tenemos que algo bueno va a salir.

Martín cada vez me convenzo mas de que sos un gran escritor, con una sensibilidad increible pocas veces encontradas en la vida..
Las personas superficiales y egoistas que no valoran nada abundan en esta cuidad..

Si tuviera algo de platita sería la primera en publicar tu libro.

Ya saben que los quiero a los dos y son unos grandes para mi (uma y martu) asi como son ahora.
Bolo dejate de comer limones jeje ya te lo dije varias veces que asi no logramos nada..

7/26/2005 05:41:00 p. m.  
Blogger Zalzita said...

Tristeza es el nombre de un librito de Kerouac, trata de su relación con una prostituta Mejicana que se llamaba Esperanza.

7/30/2005 09:19:00 p. m.  
Blogger ine circe said...

ay man, no me tires otra frase existencial q me pongo a llorar, me siento TAN identificada

9/22/2006 09:35:00 p. m.  
Blogger ine circe said...

me gustaría fotopoemizar esto: 'el amor nace en el estómago no en el corazón, nace en la garganta y apenas se distingue del temor', bueno de hecho ya lo hice, pero no lo quiero postear sin su consentimiento, me deja?, obvio q lo voy a mencionar debidamente escritor, bueno en caso de q quiera verlo antes, mandeme un mail a ines_nz@hotmail, así me queda su dire y se lo mando y si le gusta lo posteo y si no no, q le parece? quedó lindo, y en realidad todo el mérito es suyo, lo q dice es hermoso.
chau, tengo q irme, está sonando la alarma del celular, es hora de regar los malvones, sí he empezado a seguir sus consejos, y ya estoy encontrando q el mundo es un lugar maravilloso, x lo menos mientras me dedique a los malvones, ya los pensamientos son otro tema, me quedo con los malvones, q no tienen nombre tan subversivo.

10/03/2006 07:16:00 a. m.  

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