EL PERRITO QUE REÍA

¿Se puede sobrevivir como escritor?

Nombre: El perrito que reia
Ubicación: Vanuatu

Me levanto con los ojos rojos.

miércoles, diciembre 21, 2005

En un rincón espeso del infierno

La luz que brilla sobre su rostro se aleja y esa maravillosa conjunción de ojos, nariz y boca aún así resplandece por sobre todas las cosas.
Todos se mueven en busca de un cuerpo caliente, de músculos y sangre, y sin embargo nadie se toca. Las sombras se trasladan de un lugar al otro, sobre el suelo alienado de tierra y humedad.
43% de nada, destilados en algún lugar de Escocia, tan lejano como las verdades, degenera el paisaje y lo convierte en un rincón espeso del infierno. Bailamos con nuestros demonios a cuestas, llevamos la insoportable carga de la ansiedad y el deseo se escabulle entre risas fáciles y miradas esquivas.
La respiración agitada se aleja de la música. Apenas si suena la parodia de los latidos. Nadie se atreve a explorar más allá de lo evidente, a encontrar las causas del fenómeno, a recorrer el torrente sanguíneo desde la creación hasta la idea.
La luz que brilla sobre su rostro vuelve pero ella se aleja. Una simbiosis entre lo real y lo imaginario. Una perfecta conjunción entre lo abstracto y lo preciso.
Debería estar lejos de aquí. En Tánger quizás. Recostada a orillas del mar. Sumergida en el paisaje árido y refrescante a la vez. El perfume del hachis penetrando en las paredes blancas. Una hoja en blanco que bailotea al ritmo del viento sobre una antigua y pesada máquina de escribir. Un atardecer bañado en vino. La indescriptible sensación de la plenitud.
Pero no. En los decibeles escondemos la desesperación y en la multitud abrazamos el miedo.
La luz juega a ser testigo, ella se escabulle, y yo desaparezco víctima de mi propia salvación.