EL PERRITO QUE REÍA

¿Se puede sobrevivir como escritor?

Nombre: El perrito que reia
Ubicación: Vanuatu

Me levanto con los ojos rojos.

miércoles, febrero 22, 2006

ON THE ROAD (Dean Moriarty llega a la Tierra Prometida. En la búsqueda de Sal Paradise)

Está bien, lo admito, no se trata de un título original. Salvador Dalí dijo una vez que "original" era volver al origen. Quizás "En el Camino" de Jack Kerouac sea el origen literario de lo que a continuación van a leer, la historia de un viaje removedor, divertido y de consecuencias insospechadas para el destino de quien escribe.

Llegue a estas tierras por primera vez cuando tenia siete anos. Viene con mis padres y con ellos retorné a Uruguay siendo un nino dos anos mas viejo.
Lo cierto es que todos esos recuerdos, que me acompanaron durante tantos anos, acaban de cobrar vida nuevamente. El aroma del shuk (feria), de los puestos callejeros de comida (falafel y shwarma), los edificios de cuatro pisos sin ascensor, el perfume del pasado inmiscuyéndose en el presente, la historia coquetando con el futuro,
Un viaje del espiritu a traves de la ruta 66, directo hacia el Muro de los Lamentos.

Atravieso hoy las palmeras y los olivos, viajo a traves de pequenas montanas, me hundo en los valles. El viento me acaricia, hace que mi alma levite y viaje lejos, a un tiempo inexistente en el reloj. Aqui es donde estoy, no se trata de un pais, no escribo sobre la tierra del conflicto de nunca acabar, mis palabras no estan dirigidas hacia una coyuntura sociopolítica en particular, no vivo en un espacio / tiempo definido.
En este pais las reglas no estan preestablecidas, no hay pasado, presente ni futuro, los sentidos se confunden y crean nuevas percepciones, las palabras bailan al ritmo de un candombe interpretado por un grupo de beduinos en el medio del desierto, los olores se dispersan en el aire esquivando sonidos que ofician como transporte hacia todas las direcciones del mundo. Un momento puedo estar en Yemen, y un minuto despues en la gran Moscú, hablando en clave con un ex espía de la KGB devenido en portero de supermercado, mientras una modelo brasilera que vive en Nueva York me saca la lengua desde una góndola, al lado de rituales rastafari provenientes de Adis Abeba. Aquí no hay reglas, salvo la vida misma. Y la vida no tiene reglas, no sabe de otra ley más que la del instinto de supervivencia.


Del cielo al infierno en un sólo vuelo

Llegué al aeropuerto de Ben Gurion, a escasos minutos de Tel Aviv, el martes 14 de febrero a la madrugada.
Al emoción del retorno se vio empenada por el cansancio de un viaje infernal.
La Agencia Judía me sugirió que fuera el responsable durante el viaje de un grupo de estudiantes de 18 anos que viajaban a Israel a estudiar y vivenciar el país durante un ano.
Acepté sin imaginar jamás que lo que debía ser un inocente periplo se convertiría en una ruina física y emocional para mi persona.
Ya en el aeropuerto de Carrasco, Uruguay, uno de los chicos perdió el Boarding Pass en el momento en que debía despegar el avión. Esto no llegó a inquietarme de sobremanera, especialmente porque el Boarding Pass apareció enseguida. Sin embargo eset inocente hecho fue el fatal presagio de un viaje empanado por la negligencia y la estupidez.
Durante el viaje hasta Madrid, fui despertado a mitad de la noche por la azafata porque los pasajeros de un sector se quejaban que no podían descansar ya que los chicos estaban un tanto paasditos de la exitación. Con los ojos semicerrados tuve que soportar los improperios de un hombre con andropausia y tendencia al sadismo y a la homosexualidad.
"Como no le puedo echar la culpa al Valium, les tengo que echar la culpa a ustedes" Esas fueron las palabras que se me clavaron en la cabeza hasta Madrid y que recordé dias después. Porque a la llegada de Madrid una de las chicas viene llorando y me dice que perdió los pasaportes (Uruguayo y de la Comunidad Europea) y el pasaje.
Debe entenderse en este punto específico del viaje que nos encontrábamos semiperdidos en la nueva terminal del inmenso areopuerto de Barajas.
A propósito, debo agradecer en este momento la amabilidad de los hombrecitos de verde distribuidos estrategicamente a través de la terminal. Sin ellos la historia habría terminado mucho peor de lo que fue.
Estamos entonces en el punto de la historia que corresponde al ataque de histeria de la joven en cuestión, y al absoluto desinteres, supongo yo por la ignorancia de la gravedad del asunto, de sus companeros de grupo que optaron por ir a almorzar a Mac Donald's.
Luego de encontrar la comisaría, procedimos a realizar la denuncia y a intentar una comunicación con el Cónsul uruguayo. No quiero entrar en detalles ya que el simple hecho de pensar en ellos me agota profundamente, pero solicito al lector que piense en estas cuantas variables juntas y que luego saque sus propias conclusiones:

1 / Comisaría
2 / Policías.
3 / Gallegos
4 / Embajada Uruguaya
5 / Embajada Uruguaya en Espana

Luego de realizada la denuncia y de una comunicación infructuosa con el Cónsul procedimos a revisar los lugares donde esta joven uruguaya había estado. Llegamos a la terrible conclusión que los documentos se le perdieron camino de la terminal 1 (donde llegamos desde Uruguay), hasta la terminal 4 (donde en horas partíamos hacia Israel). Para realizar este trayecto es necesario tomar un ómnibus que atraviesa un largo recorrido.
Decidimos entonces parar los ómnibus uno a uno y subirnos a revisar si milagrosamente los documentos aún seguían ahí. Y como si fueran las aguas del mar rojo, abriéndose de par en par, splash!!!, luego de subirnos a seis de los ómnibus que dan vueltas por las terminales, encontramos los documentos.
De más está decir que la billetera y una cámara de fotos jamás aparecieron, pero dentro de la gravedad eso parecía hasta un chiste de mal gusto. Recuperados los documentos el viaje estaba asegurado.
Pero venga, tio, que eso no podía ser todo. Resulta que minutos antes de abordar hacia Israel, otra inocente jovencita aparece con los ojos vidriosos y me dice: "Martín, perdí el Boarding Pass… no puedo viajar… qué voy a hacer?"
Intenté mantener la calma pero mis nervios habían conquistado mis ojos, inyectados en sangre por el cansancio de dos noches sin dormir, y de meses previos plagados de noches en vigilia (dato para los más cercanos).
La urgencia se apoderó no sólo de mí, sino que de todo el personal de El Al (Líneas aéreas isarelíes) y de las companeras de la joven, quienes iniciaron un piquete y no querían abordar el avion si su amiga no podía viajar.
Y nuevamente las aguas se abrieron… SPLASH! SPLASH! SPLASH! Los carros egipcios no daban crédito a lo que ocurría, el milagro, sí senor, el milagro, el mismísimo milagro, una y otra vez… de la roca salió agua, y de mi cantimplora se destilaron miles del litros del mejor whisky de toda Escocia, el Boarding Pass apareció, entre llamados por altoparlante, entre la histeria colectiva, entre el sueno, el cansancio, el estres, las ganas de salir volando hacia otra realidad y por sobre todas las cosas de la mirada inquisidora de la policía.
Luego de que el grupo ingresara al avión, me vi abordado por dos policías espanoles quienes se dirigieron hacia mi de mala manera y me hicieron el siguiente cuestionario:

/ Has consumido cocaína?
/ Has tomado alguna sustancia psicotrópica?
/ Noooo, noooo, respondí, casi desesperado, si me ven nervioso es porque estoy a cargo de un grupo de 54 chicos y nos ha pasado de todo, han perdido pasaportes, boarding pass, pasajes…

Luego de una molesta revisión pude abordar. Y luego de un viaje de cinco horas y media, que terminó con uno de mis oídos completamente tapado, puede llegar finalmente a la Tierra Prometida.
Creí que al bajar del avión y recoger mi valija, vería a Sal Paradise sosteniendo un cartel con mi nombre. Iríamos a un bar a escuchar un poco de jazz, a fumar y a tomar unas buenas cervezas. Pero ya estaba amaneciendo y Sal no estaba por ninguna parte.
Me encontré con un uruguayo y juntos nos tomamos un taxi hasta los dormitorios de estudiantes donde hoy vivo, y desde donde no puedo trabajar en la computadora porque el fin de semana pasado se la robaron.
Ahora ya estoy en la universidad, en la sala de computadoras especialmente dispuesta para que los alumnos trabajen. Una especie de cyber café académico gratis, siempre que uno pague las cuotas cada mes.
Sin embargo, pese a que se trata de un Instituto Tecnológico, en uno de los países que exporta más software en el mundo, es la segunda vez que tuve que escribir este texto, ya que hace un par de horas repentinamente se apagaron las computadoras y tuve que comenzar de nuevo.
Pero no todo lo que me ha sucedido hasta el momento es malo. Las mejores cosas aún están por venir. Pasé momentos maravillosos desde que llegué al país.
Como ejemplo, simplemente les dejo el título de mi próximo post.


PROXIMAMENTE: ESPERANDO EL BOMBARDEO IRANI (EN EL CAMPO DE REFUGIADOS DE HOLON)