EL PERRITO QUE REÍA

¿Se puede sobrevivir como escritor?

Nombre: El perrito que reia
Ubicación: Vanuatu

Me levanto con los ojos rojos.

viernes, febrero 23, 2007

Alarido

Bajo la atenta mirada de la duda, los caballeros tristes esconden las flores. Se miran entre ellos intentando obtener una sólida respuesta que los aleje de la incertidumbre.
La noche invade incluso hasta los rincones más oscuros. Los párpados están en alerta. Las manos continúan su temblor habitual. Las pupilas se dilatan. El plan maestro sigue su curso. Las panteras buscan la pasta que los libere del dolor. Aquellos cerebros putrefactos se resignan ante su propio destino. Así caminan entre secos matorrales.
Y como siempre sucede, alguien va a gritar esta noche.

lunes, febrero 12, 2007

Principio y fin

La única razón por la que todavía escribo es porque sencillamente no puedo dejar de hacerlo. Si pudiera lo haría inmediatamente pero mis dedos se empecinan en golpear el teclado como un niño que experimenta por primera vez un piano.
No hay equilibrio ni armonía. No respeto el silencio ni losespaciosenblanco.
Soy el encargado de deshacer el orden, de establecer el caos en la razón del otro, y eso en lugar de reconfortarme, cual figura diabólica, me convierte en un ser torturado.
Veo seres crucificados en el horizonte, bajo un fuego púrpura y anaranjado. Escucho sus lamentos sobre un coro de alaridos. Huelo el azufre y saboreo la derrota de la belleza como quien saborea el vino sagrado.
Mientras tanto, los espero. Inquieto, en el borde de la cama, aguardo que de un momento a otro vengan por mí.
Siento el tímido latido del tiempo esculpir estatuas de sal. El origen nunca estuvo tan claro, ni el final tan certero.

viernes, febrero 02, 2007

Desde las cloacas del infinito

La calma me invade, los impulsos eléctricos entran en cortocircuito. La tibia carga vital se desvanece y me hundo en las cloacas del infinito. Me dejo arrastrar por la corriente y busco fundirme con la luz que aún no diviso. En la marea se esconden las cosas que nunca fueron. Y desde el cielo las aves de rapiña se mueven en círculos, en busca del último latido.
El refugio de los pecados se convierte en una catedral en llamas. Crucifican a otro cristo. Envenenan el vino sagrado. Y mientras la vida se sucede, apenas queda la parodia de sus enseñanzas.