EL PERRITO QUE REÍA

¿Se puede sobrevivir como escritor?

Nombre: El perrito que reia
Ubicación: Vanuatu

Me levanto con los ojos rojos.

viernes, julio 29, 2005

CUIDADO CON LOS RATONES

Al nene se le caen los dientes. Entonces viene la mamá y le dice que lo guarde debajo de la almohada porque a la noche un generoso ratoncito va a venir a buscar el dientito y a cambio le va a dejar unos morlacos para comprarse golsinas y juguetes.
La transacción es a voluntad y depende de lo que quiera pagar el ratón por los dientes.
El proceso es simple en sí, tan simple como inexplicable.

La pregunta que no se hacen los niños y que es necesario hacerla por ellos es la siguiente: ¿qué hacen los ratones con los dientes de los pequeños?
No tengo la respuesta por dos razones: la primera, porque no soy ratón, y la segunda porque ningún ratón me contestó cuando se lo pregunté. (¡Malditos sabelotodos, no comparten sus secretos de la vida! Después que no se quejen cuando los abrimos para investigar su anatomía y fisiología. Si tan sólo se comunicaran con nosotros y nos dijeran esto y lo otro, pero no...)
Bien, volvamos a la pregunta: ¿Qué hacen los ratones con los dientitos de nuestros niños?
Tengo la teoría de que el ratón Perez no es un alegre e inocente ratoncito que va de casa en casa para recompensar a los niños por la dolorosa pérdida de los dientes, como nos lo han hecho saber, sino que se trata de un desalmado, cabeza de un monopolio que mueve los dientes de todos los niños del mundo. Hay un mercado negro de dientes, y con ellos fabrican piedras pome y otros tantos artículos.

La creencia popular de que los ratoncitos son buenos me tiene cansado y asqueado.
Desde Mortimer, el predecesor de Mickey, Jerry, Faivel, y muchos otros casos, los medios, dominados por el poder de los ratones imperialistas, se dedican una y otra vez a emitir mensaje benevolentes sobre los ratones.
Las madres y padres le predican a los niños una y otra vez las bondades de los ratoncitos. Sin embargo quiero ver qué es lo que hacen cuando ven un ratón en la casa y ni hablar de cuando lo encuentran en el cuarto del niño.
Imaginen la expresión de terror del crío que abre los ojitos y encuentra al padre con una escoba en mano aporreando al ratoncito que se introdujo en la casa, y que al menor contacto con el palo, su cuerpo explota dejando tripas y sangre al lado de los ositos de peluche.
Imaginenen el trauma que le ocasionarían a su hijo, y todo porque le damos una falsa visión de estos animalitos, seguimos una tradición que misteriosamente nos ha sido impuesta y a la que no le encontramos una explicación racional.
¿Acaso alguien se ha puesto a investigar el origen de la leyenda del ratón que paga por dientes?
Enseñamos a querer a los ratones porque supuestamente éstos nos dejan dinero a cambio de los dientitos, pero después dejamos veneno por toda la casa para matar a estos invasores bárbaros, que no son más que portadores de un sinnumero de enfermedades que ponen en jaque la propia salud de nuestros hijos.

Este tipo de mensajes contradictorios que hoy le damos a los niños del mundo generarán consecuencias nefastas en el futuro. La humanidad estará poblada de seres que exterminan a quienes, en el fondo, aman.
Así los sentimientos se confunden, se hacen guerras para preservar la paz y se mata gente para preservar la vida.
Mientras tanto el mundo sigue girando y los dientes se siguen cayendo, los niños crecen y un día se hacen hombres.

Así que cuidado con los ratones, tarde o temprano, vendrán por ti.

miércoles, julio 27, 2005

Poesía

Días atrás recibo el siguiente mail:

“Estimadísimo escritor: A la lata al latero a la hija del chocolatero!!!
Cuando éramos chicos era una canción muy común de escuchar... Hoy, lamentablemente, no importa la hija o el hijo de quién... la lata, o la pasta
base es un problema serio.
Nos manejan como marionetas, nos meten lo que quieren...achicharran las cabezas.
Muerte segura para los que la consumen y para alguno que se cruzó también.
Robos, violencia y más violencia... decadente amigo.
Atacan la marihuana...y la pasta base??? qué pasa??? Por fumarse un porro nadie mata a nadie... Recordemos los años 70 donde las anfetaminas y la marihuana eran furor.
Épocas de revolución...de amor y de paz. Donde a pesar de todo lo que se
estaba viviendo la gente estaba para arriba y no perdía las ganas.
Algo de lo que usted habló en el artículo de Londres... La guerra de los mundos no... la guerra de este mundo.
RESISTENCIA al maldito sistema...
Algo que me preocupa y un lindo tema para tratar por un experto como usted... Tiro la propuesta, después Ud. ve si vale la pena... No nos quedemos callados plisss... LIBEREN A MARIA!!!!”

¿Qué es lo que quieren que haga con estas palabras? ¿Acaso es necesario que haga algo con ellas?
La poesía está el furioso amanecer de cada mañana, en la soledad de la noche, en cada inspiración y en cada expiración, en la crueldad de los hechos. El resto no es más que nuestra percepción de la poesía. Eso que algunos llaman poesía no es más que la parodia de si misma. La crueldad está en la calle, no en los libros.
No voy a decorar estas palabras como si fuera un árbol de navidad, no voy a dotarlas de un estilo refinado y frases acertadas. Estas palabras se mueven por sí solas, hablan de la desesperación, de la confusión de ideas, de la ansiedad de ver como la vida se consume minuto a minuto, segundo a segundo…
Hay tantos conceptos en este párrafo que daría para escribir una enciclopedia.
Y esta especie de vómito de ideas no es más que otra muestra de la confusión en la que estamos inmersos. Bailamos el vals en el ojo de un huracán, mientras el mundo avanza irremediablemente hacia un abismo.
Somos nuestras propias víctimas, somos los victimarios, los muertos de nuestros muertos, y así percibimos el mundo. Buscamos la poesía en los libros, porque estamos demasiado ciegos para ver lo cerca que está y lo pronto que la perdemos.

lunes, julio 25, 2005

...easy like a sunday morning...

La mañana inevitablemente está ligada a la noche anterior.
Sábado. Noche de whisky, entre el escocés y el blenders, entre la tatucera y el Living.
Llegué a casa tarde, pero no tanto como en otras ocasiones. No fue una de esas noches de invierno en las que uno se acuesta cuando está saliendo el sol (y se despierta cuando el sol se oculta), fue una noche tranquila que terminó un rato antes de las cinco.
Dormí bien y me desperté tal cual como me acosté: en paz.
Fue a las 10.30, cosa que no me pasaba desde hacía mucho tiempo. Preparé un café y salí a comprar el diario (luego de leerlo confirmé una vez más que no vale la pena, el diario de los domingos es un rejunte de noticias pedorras de internet y tres tomos de clasificados donde cada vez hay más masajes especiales y menos - dos páginas - apartamentos en alquiler)
Se me ocurrió dar un paseo e irme hasta la feria de Tristán Narvaja. Hacía años que no la visitaba.
Llevé el diario, la campera (hacía mucho frío y una leve llovizna perturbaba el aire), el discman, y por supuesto algo de dinero.
Camino a la parada del ómnibus pensé en las mañanas de domingo. Son melancólicas. Las tardes, en cambio, son tristes y con una gran carga de angustia.
Las mañanas de domingo son hermosas y tienen la belleza propia de la melancolía, están llenas de poesía, casi no hay gente en la calle y hasta el aroma de la ciudad es distinto. Debe ser porque hay muchos menos autos en la calle.
Supongo que debe ser un síntoma de la vejez, o algo tan simple como que cambié la rutina drásticamente, pero una noche de sábado no se compara con la belleza de un domingo de mañana. De haber estado esta mañana junto a una mujer la hubiera encontrado mucho más atractiva que a la noche (pese a las creencias populares… como decía Sick Boy, “la mañana se cuida sola”)
Abrigada, quizás con un gorro, una bufanda, con el viento frío rozándole la piel, dispuesta a embarcarse en la aventura, con todo un día por delante, un paseo en la feria, un almuerzo, una tarde lluviosa de siesta y caricias debajo de la frazada, anestesiados rumbo a la inevitable oscuridad de la noche.
Lo cierto es que estaba solo con mi música. El disco elegido para la ocasión fue “ask me tomorrow” de Mojave 3. Un disco ideal para un domingo de mañana.
El ómnibus tardó menos de lo que suponía y, gracias al poco tráfico, a los pocos minutos estaba en 18 entre Gaboto y Tristán Narvaja.
Las primeras cuadras de la feria fueron una gran decepción. Lo único con lo que me encontré fueron puestos de cd pirateados. Los había de música, programas de computadora, cursos de inglés, películas porno, juegos de rol, en tercera persona… Me aburrí y seguí mi camino. Pero los puestos seguían ahí, como si fueran un virus que lentamente estaba tomando la feria.
Entre los puestos de fruta y verduras vendían más que nada especias, medias, gorros, remeras, loros, peces y ropa barata.
No había nada que me llamara la atención. Era como estar en la feria de Villa Biarritz o del Parque Rodó pero sin el parque. La gente andaba peor vestida y muchos tenían caras de retardados mentales.
Había caminado un par de cuadras y estaba muy desilusionado.
Seguí calle abajo por Tristán Narvaja hasta que la cosa comenzó a tomar color. Los puestos de cd le dejaron el lugar a puestos de libros usados. Las frutas y verduras le dieron paso a extraños fierros retorcidos y viejas máquinas de escribir. Shakira le dio paso a la orquesta de Anibal Troilo y aquel recuerdo mágico que tenía de la feria comenzó a materializarse. Los sueños se solidificaron y cada paso era como estar flotando en el límite entre dos universos.
Como siempre sucede me encontré con un amigo. Había compartido la misma experiencia. También se había levantado temprano y decidió hacer una visita a la feria en busca de antiguos libros de ilustraciones. Lo acompañé en la búsqueda.
En el camino mi amigo se encontró con un amigo suyo que vendía a voluntad ejemplares de una publicación de la juventud del partido comunista. Hablaron un rato de la lucha de clases. Después alcancé a escuchar palabras como Oligarquía, Che, Venezuela, Chávez, Unidad, América Latina, Socialismo, Pequeña Burguesía.
Al amigo de mi amigo se lo veía muy amargado. No tendría ni treinta años pero tenía la expresión de un viejo. Estaba derrotado y ni siquiera había comenzado la lucha.
Lo dejamos con la esposa en una esquina mientras gritaba cosas como “Viva la revolución” y “No al imperialismo”
En busca del libro de ilustraciones me encontré con varias fotos de Hitler enmarcadas e impresas con el sello oficial del partido Nazi. Descubrí en el camino muchas cosas nazis que estaban a la venta.
Uno de los vendedores parecía un indio y le faltaban dos dientes. Pensé en que de haber estado en Alemania en la guerra lo hubieran mandado a la cámara de gas. Pero ahí estaba el tipo, con su aspecto de indígena, una raza inferior, vendiendo por trescientos pesos unas fotos del furer saludando a todo su séquito del odio. Pensé en el holocausto. No sentí rabia ni tristeza, sentí algo que se encuentra a mitad de camino y no lo puedo describir.
Seguimos de recorrida hasta que volví a entusiasmarme y me olvidé de todo el asunto de la segunda guerra mundial.
El motivo central de mi entusiasmo fue una vieja pero aún así resplandeciente máquina de escribir Remington. Era negra y la hoja blanca le quedaba de maravilla. Me acerqué y escribí “Henry Miller estuvo aquí” Costaba 800 pesos. Pensé en comprarla pero reparé de inmediato que mi delicado estado económico me lo impedía.
Ya serás mía, pensé, algún día te voy a poseer, te voy a hacer brillar, le voy a sacar fuego a esas teclas tan firmes y bonitas que tienes.
El paseo continuó un tiempo más. Me encontré en el camino con una spika, figuritas de los pitufos, una sábado show con Juceca en la tapa, cientos de pedazos de máquinas tan extrañas como sus pedazos, walkie – talkies, copas rojas que podrían haber estado en el set de una película de Porcel y Olmedo, sellos, monedas, sacos usados, vestidos, retratos de gente muerta y desconocida, acordeones, mesas, ruedas de bicicletas, garrafas, discos de pasta, tocadiscos y el inmenso cambalache de la vida en el medio de la calle, ahí donde se supone que pasa el tiempo, entre puestos de torta frita, perros que no dejan de ladrar, prostitutas jubiladas, borrachos y turistas bien abrigados, con lentes negros, cámara de fotos digital y calzados con el último modelo de nike.
Almorcé a las cuatro de la tarde y ya de vuelta a casa me puse a leer a John Fante.
“Sueños de Bunker Hill” es una hermosa novela. Dulce cuando tiene que serlo, dura, graciosa en muchas partes, emotiva en otras. Prácticamente me la devoré. No pude dejar de leer ni un instante. Ni siquiera recuerdo haberme levantado para ir al baño o para hacerme un café.
Me recosté en la cama y terminé la novela con lástima, como generalmente pasa en las grandes obras, cuando uno pasa las últimas páginas con la inevitable sensación que se tiene cuando algo bueno está llegando a su fin.
Y así fue como sucedió. La novela llegó a su fin, al igual que la mañana de hoy, al igual que está canción, al igual que estas palabras:


Alter All (Mojave 3)

“Show your light to the real world
they can´t see, they can´t see
show your heart to the whole world
let them know, let them know

after all we´re only loooking for a light
just someone to hold us close
after all we´re only loooking for a love
just something to make ir right

show a smile if you´re lonely
don´t break your heart, don´t break your heart
just find something to believe in
and hold it tight, hold it tight

after all we´re only loooking for a light
just someone to hold us close
after all we´re only loooking for a love
just something to make ir right”

sábado, julio 23, 2005

Esperando algo que me rescate del húmedo y hediondo orinal de la vida

Estoy podrido de tanta humedad. La tatucera – mi habitat artificial – se está viniendo abajo. Reconozco que nunca fue un palacio. Me mudé en una de esas etapas de desamor, cuando cualquier sitio hubiera sido un agujero adonde esconder toda mi miseria.
Me llamaron de la inmobiliaria la noche anterior. Esa mañana fui dormido, la miré, vi que estaba bastante destruida, pero que tenía cierta proyección, que luego desapareció como por arte de magia.
Esa misma tarde estaba firmando y a la semana ya estaba mudado. El verano vino con toda la ansiedad y la casa era un fresco lugar adonde reposar mi agotado cuerpo.
Pero la llegada del otoño me puso en aviso. Unas furiosas manchas comenzaron a aparecer en el techo de la cocina y atrás del sillón del comedor. Además, la ropa que estaba en el placard se vio de pronto envuelta en una fina capa de polvillo blanco y tuve que dejar casi todo afuera sobre un banquito.
Un par de meses después la pared se puso casi negra y los hongos abarrotaron el lugar.
Me siento una mierda. Acabo de salir de una gripe, y como si todo este condenado asunto de la humedad fuera poco, se rompió la Wendy, una estufa pedorra que compré en el Geant, que resultó ser una basura.
Ahora estoy con un radiador que calienta bastante bien. Sin embargo este confort momentáneo no será más que otra preocupación el día de mañana. No quiero pensar constantemente en la cuenta de la luz que va a venir pero a veces lo hago y eso me deprime. Me imagino con una factura de la UTE por 2000 pesos, en medio de la humedad, escribiendo en la computadora ideas, cuentos, principios de novela, historias, o cualquier cosa que me lleve lejos de este lugar, y escuchando a George Harrison.
Una imagen decadente a no ser por la banda de sonido.
Ese tipo me está salvando el invierno. Sus canciones me estremecen. Desde Bewere of Darkness (especialmente cuando canta Bewere of Sadness), hasta Hear Me Lord.
All Thing must pass es la que mejor me viene en temporadas como estas. Pienso que toda esta mierda va a pasar. Pero no. Ahora resulta que también se me rompió el calefón y estoy sin agua caliente.
A veces creo que algún hijo de puta me hizo alguna brujería. Después creo que es el todopoderoso que me está poniendo a prueba, como si yo fuera Abraham e Isaac al mismo tiempo, como si fuera el adorador y el sacrificio a la vez.
A veces creo en dejar de creer y dedicarme al hedonismo. Entonces salgo, me acicalo como corresponde, pongo la sonrisa en la careta, y a la mañana siguiente me siento como una mierda cuando me despierto en cualquier cama.
Nadie puede curar el vacío que hay en mi estómago (me voy a citar a mí mismo en uno de mis tantos escritos inéditos: “El amor nace en el estómago no en el corazón, nace en la garganta y apenas se distingue del temor”)
Entonces comienzo a pensar en todo este asunto del desamor y la incapacidad que tengo de reaccionar ante el más bello de los estímulos.
Soy como la tatucera en la que vivo, un lugar frío e inhóspito. Sé que a la mayoría de la gente esto no le interesa en absoluto, pero creo que es mi incapacidad de quererme lo que me impide amar a los demás.
My sweet lord suena ahora y no sé qué hacer de mi vida. Me gusta lo que hago, pero no me alcanza para vivir y eso me pone en jaque constantemente.
Estoy en la resistencia desde hace cinco años cuando dejé de trabajar en agencias de publicidad. Lo que más quiero es poder editar un libro, pero sé que eso tampoco me va a dar de comer por ahora.
Es así, como diría Dante, en – casi – el medio del camino, me encuentro en una encrucijada.
Sé que si me interno en una oficina diez horas por día voy a ser un infeliz el resto de mi vida. El problema radica en que ahora tampoco soy feliz. Quizás el problema de mi infelicidad radica en las proyecciones que hago de mí en el futuro.
La mayoría de ellas son nefastas. Sin embargo, si me dedicara a vivir el aquí y ahora, que de última es todo lo que tenemos, eso y un par de malos y buenos recuerdos, las cosas no se verían tan mal.
Hago lo que me gusta y puedo proyectar una carrera de escritor, sólo tengo que soltarme y escribir más. Mientras tanto sobrevivo en la tatucera, mi hábitat artificial. Porque sé que no pertenezco a este sitio, a este húmedo y hediondo orinal de la vida, sé que hay algo ahí afuera esperando por mí, y lo único que tengo que hacer es salir a buscarlo.
Ayer terminé de leer “El Buda de los suburbios” de Kureishi, y esa misma noche comencé otro de Fante.
John Fante es mi guía y maestro actual. Si en un principio lo fue Bradbury, luego Auster, más tarde Keroac, Bukowski, luego Henry Miller y Nabocov, hoy estoy bajo la guía de Fante.
Leer a Fante es como leer mis pensamientos. No importa que nos separen setenta años, la mierda es mierda en cualquier tiempo y lugar, y las estrellas están en el cielo aunque la noche esté nublada.
Fante fue el que me sugirió lo del perrito que reía. En Pregúntale al Polvo, Arturo Bandini, un aspirante a escritor que vive en una pensión sobre una de las colinas de Los Ángeles, escribe una novela sumido en la más absoluta pobreza. Lo que lo mantiene con esperanzas de poder llegar a ser un gran escritor es la temprana publicación de un cuento suyo en una prestigiosa revista. El cuento se llamaba: el perrito que reía, aunque como lo señala Arturo una y otra vez, en la historia no hay ningún perrito.
El perrito que reía es la materialización de la esperanza, se trata de esa pequeña confirmación que toda persona necesita, así sea de los demás o de uno mismo, para seguir en la pelea y no rendirse y tirar la toalla.
Es duro esto de escribir, no es fácil, hay lágrimas, hay sangre, hay humedad, hay cientos de pesadillas en las noches y enormes piedras durante el día. Hay hambre, hay guerra, hay frío. Sin embargo hay algo que te absorbe, es una cuestión de supervivencia, es algo a lo que uno está condenado.

viernes, julio 22, 2005

LA LEY DEL GRAFFITI

Hace tiempo leí un artículo en Clarín donde promocionaban el libro de Silvana Castro, argentina que recopiló durante cuatro años los graffitis de las paredes de los baños públicos de estaciones de tren, facultades y colegios entre otros.

"- ¿Por qué las mujeres escriben en los baños? Le pregunta la cronista.
Creo que son muchas las razones -explica Silvana Castro-. Es un espacio en el que escribo algo para compartirlo con mi par. También está la idea de ser un "aviso a la otra". Le advierto a "ella", no importa a quién, que estuve en la cama con tal, que estoy enamorada, que me revientan los tipos que mienten y una infinidad de otras cosas, que además necesito que queden "inscriptas".

Todo comenzó cuando como empleada en la Biblioteca del Congreso encontró en una de las tantas idas al baño, un graffiti que le llamó la atención: "Este es un mensaje para mi, dentro de unos años. Hoy tenía ganas de suicidarme, de no existir más. Todavía tengo ganas. Espero que cuando vuelva a leer esto me acuerde de este día y vea que las cosas cambiaron para mal o para mejor. Yo.

-Tengo 25 años y soy virgen. ¿Soy un caso raro?
–Somos dos
–Somos tres
(Facultad de Ciencias Económicas)

Mujeres: tengan cuidado con Jorge… tiene sida y no dice. Le gusta hacerse el novio, usen protección, sino pregúntenle a los tacheros por que es verdad"


Pensé entonces en lo que generalmente encuentro en los baños de hombres.
Estas son algunos de los graffitis que recuerdo:

Cerro Capo
(Un montón de esvásticas)
Fabián es trolo
Anarquía
Bolso campeón
Llamame que te la chupo (y un número de teléfono)
Altos cumbieros

Las diferencias entre sexos además de ser biológicas nos demuestran una brecha inmensa también en el aspecto cultural.
Mientras ellas se preocupan por sus pares nosotros caemos irremediablemente en el insulto y las loas irracionales hacia entidades deportivas y musicales.

Este es un llamado a los hombres, a los usuarios de los baños masculinos, la próxima vez que entren con una lapicera, en lugar de perder el tiempo en burdos mensajes, compartan una experiencia, un conocimiento.
Hagamos de los baños públicos templos de la sabiduría en lugar de cloacas de la ignorancia.

lunes, julio 18, 2005

LONDRES CONTRAATACA

Luego del fatídico 7-J era de esperar que la sociedad inglesa cambiara para siempre. Después del trauma la gente generalmente busca evadirse de la realidad, opta por transitar caminos paralelos, por viajar con la mente, escapar con los sentidos, y alejarse durante un tiempo de la cruda vida terrenal.
El aumento en la venta de drogas legales como por ejemplo, tranquilizantes y ansiolíticos, así lo demuestra.
El gobierno inglés, sin embargo, y como ha sido su política en los últimos años, acaba de tomar otra decisión desasertada.
Decide entonces contraatacar no a los terroristas, sino que se ensaña con las víctimas, impidiéndoles evadirse aunque sea por un rato de las barbaridades que su gobierno ha cometido y de las barbaridades que la nación inglesa ha tenido que soportar por parte del terror fundamentalista.
El ministerio del Interior británico, preocupado ante el creciente consumo de los hongos alucinógenos, acaba de prohibir su consumo. De esta forma atenta contra la necesidad de miles de personas que necesitan alejarse de toda la pudredumbre mundial aunque sea por un rato.
Los obliga así a entregarse a la depresión o a tener que elegir obligatoriamente por las drogas legales que son impuestas por los laboratorios mercantilistas del mundo.

Según la BBC:
"Por años los consumidores de hongos alucinógenos en el Reino Unido han disfrutado los beneficios de un vacío legal que les permitía hacer las compras en tiendas formales y no de manera clandestina.
Pero, esos tiempos quedaron atrás. Este lunes entró en vigencia una nueva regulación en el país que prohíbe el consumo y venta de varios tipos de hongos que "ponen a volar" a la gente.
La norma puso a correr a muchos este domingo en la zona londinense de Camden, donde se concentra el mayor número de tiendas que ofrecen este producto, en una suerte de "compras nerviosas" antes de que entrase en vigencia la prohibición.
Aunque la disponibilidad de los hongos en parte explica el aumento en su uso en el territorio británico, algunos especialistas consideran que hay otras razones subyacentes que llevan a una persona a consumirlos.
Ahora, el gobierno del Reino Unido promulgó una nueva normativa que clasifica los hongos como una droga tipo A, es decir igual que la heroína. La pena por posesión puede ser hasta de siete años y si es por tráfico incluso llega a cadena perpetua"

Llamo a la reflexión y exhorto al gobierno inglés a encontrar a los culpables de estos actos asesinos, y mientras tanto, a dejar en paz a sus víctimas, dejándolas elegir la forma para evadirse que ellas quieran.

sábado, julio 16, 2005

MUNDO ANIMAL (Primera entrega, quizás la última)

Viernes de noche. Casa de Vero.
Nos juntamos a tomar unas pociones mágicas, a fumar la hierba de la felicidad y a ver qué nos regalaba la vida. Afuera llovía a cántaros. Adentro, los discos piratas saltaban y se trancaban una y otra vez.
Palabras que van y vienen hasta que de pronto, 0900 Larvis, en una de sus pocas participaciones habladas, nos cuenta que el caballito de mar es el único ser vivo donde el macho tiene crías.
Eso me llamó la atención de sobremanera. Llegué a la rápida conclusión de que el caballito de mar es un ser extraordinario.
En ese momento pensé que por el simple hecho de su morfología debería haber sido un mito y no un ser vivo contemporáneo. Debería estar al lado del unicornio y el centauro y es incomprensible cómo es que existe y está entre nosotros, aleteando en las aguas de nuestro querido, y en vías de extinción, planeta.
Al día siguiente me puse a investigar y encontré varios datos que lo único que hicieron fue confirmar mi idea de que estamos ante una obra maravillosa del reino animal.

Breve reseña
Los "caballitos de mar", son peces óseos (Teleósteos), estando clasificados en la misma familia que las agujas y peces pipa (Syngnathidae), y están agrupados dentro de un mismo género: Hippocampus.
El tamaño de los caballitos adultos es variable, va desde el pequeño Hippocampus minotaur, una especie descubierta en Australia que no sobrepasa los 18 mm. de longitud, al gigantesco Hippocampus ingens, especie del pacífico que sobrepasa los 30 cm.
Viven entre un año y cuatro, y comen exclusivamente comida viva móvil. Se los considera depredadores muy voraces.
Sus ojos, que tienen movilidad independiente entre si, les ayudan a reconocer su plato favorito. Se trata de pequeños crustáceos que forman parte del zooplacton.
Se ven obligados a consumir grandes cantidades de comida para compensar su rápida e ineficiente digestión ya que no tienen estómago.


Aquí viene lo que más me llamó la atención, se trata de un caso único en el reino animal, y es incomprensible que algo así ocurra. Esto pone patas arriba toda regla, y no se entiende por qué sucede algo así. Por eso considero que los caballitos de mar guardan un enorme secreto y que en su estudio podemos llegar a comprender algunos grandes misterios de la humanidad.


“La mayoría de las especies de caballitos de mar forman parejas monógamas. La hembra y el macho se ayudan repetidamente y exclusivamente uno al otro en, y entre, las temporadas reproductivas.
Es el único género de animales donde el que se queda "embarazado" es el macho. La hembra usa su ovopositor para insertar los huevos maduros dentro de la bolsa incubadora del macho, dentro de la cual son fertilizados.
Sabemos que los animales embarazados son machos porque producen esperma, mientras que las hembras producen óvulos, cumpliendo así la definición básica biológica de ambos sexos.
Una vez fertilizados, los óvulos se empotran en la pared de la bolsa siendo envueltos por los tejidos que revisten el interior de ésta. La bolsa se sella cerrándose y el macho desarrolla entonces los embriones.
El embarazo dura entre 10 días y 6 semanas, dependiendo de las especies y de la temperatura del agua del mar. Pasado este plazo el macho entra en labor, y por medio de contracciones y bombeando del interior de su bolsa hacia el exterior, durante varias horas, expele a las crías. Éstas son réplicas en miniatura de sus padres, de unos 7-11 mm. de largo, y que son capaces de arreglárselas por si mismos inmediatamente después del nacimiento. Son totalmente independientes y no vuelven a la bolsa después del nacimiento”


“En la antigüedad se le utilizaba como talismán y en pociones contra diversas enfermedades. Sin embargo se creía que sus cenizas mezcladas con vino eran un veneno mortal y que si la víctima lograba sobrevivir, estaría siempre atormentada por un deseo insaciable del bañarse.
También se creía que esas mismas cenizas mezcladas con brea, eran muy eficaces para restaurar el cabello y que tomadas solas, constituían un excelente remedio para la mordedura de perro rabioso
En China y regiones limítrofes le otorgan poder afrodisíaco y creen que cura enfermedades como la impotencia” *

Esta info va dedicada a Vero, Larvis, Lula, Cheffiestera, Piojo, Caro, y un pibe que no tengo ni idea como se llama pero también estaba el viernes de noche.
Resulta que el pibe se colgó con el tema de los caballitos de mar, tanto se colgó que incluso sugirió que habría que construir hipódromos abajo del agua. La idea me pareció una genialidad pero 24 horas después, sobrio, pensé que sería demasiado complicado conseguir los jockeys.


*Lo levanté de una web chilena que habla de peces, especialmente del caballito de mar. Parece que hay mucha gente por ahí que está fascinada con estos animalitos. Ahora no me acuerdo de la dirección. Si alguien me quiere acusar de plagio está en todo su derecho. Ciao.

martes, julio 12, 2005

Una mariposa para Vladimir

"Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse en el tercero, en el borde de los dientes. Lo.Li.Ta.
Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola, con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita"

Vladimir Nabovov – Lolita.

Así comienza la mejor novela en la historia de la literatura. Una historia de amor. Un relato descarnado de un hombre que lucha por su amor prohibido. Humbert Humbert se quita la piel frente al jurado del mundo y se muestra tal cual es, un ser vulnerable y monstruoso a la vez. ¿Acaso no lo somos todos?

Lolita llegó a mis manos hace una década y sigo sosteniendo lo mismo. Nabocov es para mí el mejor escritor de todos los tiempos. En sus escritos no hay rastros de ansiedad, tan sólo se aprecia un estilo exquisito. Señores y señoras del jurado, cada vez que abrimos un libro suyo estamos frente a un genio.
Nabocov era ruso, escribió la mayor parte de su obra en inglés y murió en Suiza.
En su periplo vital, en su capacidad de adaptarse al medio y especialmente al idioma, se descubre una obra que conmueve y moviliza por igual.
Na-bo-cov, la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos hacia la inmortalidad.

Recomiendo también del mismo autor: "Risa en la oscuridad" (Lolita ya fue al cine gracias a Kubrick - inolvidable la actuación de Peter Sellers. Se busca genio contemporáneo para adaptar esta otra novela)

Es de público conocimiento la fascinación de Nabocov por las mariposas, quizás en su observación es que se haya basado para escribir una de sus grandes frases, ideal para dejarla flotando en la red: "Nuestra existencia no es sino una breve grieta de luz entre dos eternidades de oscuridad"

lunes, julio 11, 2005

CONSUMO TENDENCIAS DE CONSUMO

Algo maravilloso ocurre a nuestro alrededor. Actualmente hay varios productos en las góndolas de los supermercados cuyo uso excede su objetivo inicial, y alcanza un segundo objetivo que en muchas ocasiones se convierte en la principal causa de compra.
Esto quiere decir que llegamos a comprar un producto no sólo por el uso para el que fue originalmente concebido, sino para otro que aparece después.
Hay tres ejemplos claros de este fenomeno. El primero y el más visible es el recipiente de plástico del helado familiar Cruffy que es usado cada vez más como tapper.
Este tapper suele verse los días lindos en la plaza Cagancha donde decenas de oficinistas salen a disfrutar de un almuerzo al aire libre. Allí un grupo de consumidores de helados Cruffy se reconoce y cada porción de comida que va hacia la boca es como un guiño de camaradería, el saberse parte de un club selecto de seres que saben aprovechar las pequeñas grandes ventajas que da la vida.
Partamos de la base que el helado Cruffy es rico, pero no es más rico ni más feo que otros helados que hay en el mercado.
Veamos el ejemplo de Conaprole. El helado viene en una caja de cartón que se humedece enseguida y pierde la forma dejando que el helado, cuando se derrite, caiga por las pequeñas grietas producto del material.
No hay duda entonces que cuando uno compra un helado Cruffy, no sólo compra un postre, sino que a la vez soluciona donde va a poner el pastel de carne para el almuerzo o donde el nene va a llevar su merienda.
Otro caso característico de este fenómeno es el Requesón de Conaprole. Una vez que comemos este delicioso queso de untar nos queda un maravilloso vaso.
El queso Requeson de Conaprole es muy rico, pero hay otras marcas que le hacen buena competencia, lo que lo diferencia del resto finalmente no es el queso, sino el envase, el recipiente, que funciona como vaso, no para queso, sino para beber cualquier tipo de líquido y/o infusión.
Si seguimos en el rubro de los lácteos llegamos al tercer ejemplo: el yogur Claldy.
Este yogur viene en un bollón de vidrio, capacidad un litro, ideal para cargar el yogur, pero también para, una vez lavado, guardar todo tipo de conservas o ingredientes.
Pero este no es un fenómeno actual, sino todo lo contrario.
¿Se acuerdan cuando la mayonesa venía en bollones? ¿Quién no uso alguna vez una de las tapas como germinador de porotos en la escuela?
Queda demostrado con el ejemplo de la mayonesa que históricamente los envases de los productos se convierten luego también en otros productos, y que muchas veces esa capacidad de reconvertirse es la que hace la diferencia al momento de la compra.
Actualmente cada vez más empresas hacen todo descartable, y no piensan que de esta manera están alejando a los consumidores. En primer lugar los envases descartables contaminan nuestro Planeta. Y en segundo lugar los envases descartables en lugar de agregarle valor a un producto se lo quitan.
Si estas empresas quieren sobrevivir en el futuro deberán reprogramar no sólo su producto, sino su envase.
Hay una nueva generación de consumidores que exijen la diversificación del envase, exijen nuevos usos.
Esto le agrega valor a la decisión de compra y termina segmentando el mercado entre consumidores que son inteligentes y otros que no.

sábado, julio 09, 2005

¿Se puede sobrevivir como escritor?

La cosa es simple: soy un tipo con cierto talento para las palabras pero muy inconsistente con el trabajo. Esto quiere decir que cada tanto una poderosa fuerza creadora se apodera de mí y alcanzo a escribir algunos buenos párrafos.
Pero en la general pierdo por goleada. Si bien las ideas vagan en mi cerebro de un lado al otro, se mueven inquietas como un feto se mueve en la matriz, es la pereza la que me domina y la que les impide ver la luz.
Con esta simple introducción justifico mi condición de escritor que casi no escribe, y por sobre todas las cosas justifico mi caso en particular como una especie de enfermedad sicótica. Me siento escritor, recibí menciones y premios en concursos de literatura, pero escribo poco y siento que debería escribir mucho más.
Esto no hace más que exaltar el sentimiento de culpa que ya de por sí tiene de manera innata cualquier judío neurótico.
Me siento escritor, casi no escribo, siento culpa por no escribir y eso me paraliza aún más. No soy más que parte de una larga serie de seres condenados a través de la historia. Con mucha suerte, y no con mucho trabajo como las ecuaciones modernas lo indican (la creación es 10% inspiración, 90% de trabajo), alcanzaré en mi vida a escribir un par de libros de cuentos y una novela.
Pero aquí es cuando comienzan los problemas y no cuando llegan a su fin.
Tengo la fortuna de conocer a un puñado de jóvenes escritores uruguayos que me contaron que para que les editen los libros ellos tienen que pagarlos y apostar a recuperar su dinero en el corto o en el largísimo plazo.
¿No existe nadie en Uruguay que apueste a nuevos talentos literarios? (no necesariamente por hacer esta pregunta me incluyo como parte de los talentos)
¿Qué va a suceder cuando se mueran los alegres dinosaurios que invaden las páginas de nuestros libros?
Es cierto que para cualquier empresa (en este caso las editoriales) es de básica supervivencia tener en el equipo un par de pesos pesados, esos tipos que venden libros solo por su nombre, y a veces, en extrañas ocasiones, por su calidad artística.
¿Pero qué sucede si las empresas no apuestan a generar nuevos productos? ¿Qué pasa si las editoriales no se arriesgan con sangre y tinta nueva?
Seguramente un nuevo escritor no alcance los números de venta de uno que ya ha sido consagrado por la crítica y el público…¿pero qué va a suceder cuando los “escritosaurios” se extingan?
Las editoriales al buscar resultados inmediatos están jugando con un arma de doble filo, se están metiendo en un juego donde gana el que más casillas retrocede, y al final, cuando la meta parezca lejana, ya no tendrán fuerza ni talento para, aunque sea, poder terminar el juego con cierta dignidad.
La literatura en nuestro país está estancada y ya comienza a mostrar el cansancio que antecede a un jugador a pedir el cambio y dejar la cancha.
Sin embargo el verdadero problema no es ese, lo que en realidad amenaza el bochornoso fin de la literatura nacional es simplemente que afuera no va a haber nadie talentoso sentado en el banco de suplentes esperando una oportunidad.